Tú con esa habilidad innata para que te quisieran, y yo con mi manía de quererte cada día un poco más.

No se si es porque el calor de ahí fuera ha empezado a afectarme aquí dentro, o porque las tardes de verano me recuerdan a ti. No estoy segura de que sea culpa de los rayos de sol que se cuelan por mi ventana o porque he vuelto al lugar donde nos conocimos (otra vez). Es increíble que aún después de todo el tiempo que ha pasado recuerdo perfectamente todos y cada uno de los momentos que pasé a tu lado.
Tal vez sea porque en estas fechas me da por echarte de menos. O porque esta situación me puede, tal vez no sea demasiado fuerte, o llevo aguantando demasiado tiempo. Dime una cosa, ¿qué fue de todo aquello? Donde quedaron las risas, los besos, los abrazos. Esas ocho estúpidas palabras que conseguimos pronunciar después de muchos momentos a tu lado. Y yo ya no se a quien culpar de todo lo que pasó, quizá fuimos tu y yo, quizá fue nuestra historia que vivimos o quizá fue el destino.

Y es que hay días, que sin saber porque, necesito tenerte cerca. Contarte mil y una cosas que me han pasado desde que tu no estás a mi lado, de todo lo que te has perdido. Decirte que soy feliz, a pesar de que no esté a tu lado, que te echo de menos, que cumplí ese sueño que decía que era imposible.
Espero que no exista un solo instante en el que no te acuerdes de mi, que sonrías cada vez que escuchas mi nombre. Porque hay días, como hoy, en los que me da por echarte de menos sin ningún motivo aparente.